ESTO CREEMOS
D E C L A R A C I O N D E F E[1] Creemos: que solo la Escritura representa la única regla válida de fe y práctica para la iglesia cristiana. ninguna revelación individual, ni manifestación, ni criterio particular, ni experiencia irá por encima de lo que ha sido ya revelado en la Palabra de Dios. Con esto nos reafirmamos en uno de los postulados más importantes de la Reforma: la Sola Escritura.
2 Pedro. 1:19, 21; 2 Timoteo. 3:16; 1 Juan. 5:9; 1 Tesalonicenses. 2:13Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes
[2] Creemos: que Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede. Sin embargo lo hizo de tal manera que Dios no es autor del pecado, ni hace violencia a la voluntad de sus criaturas
.Efesios. 1:11, Santiago. 1:13En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie
[3] Creemos: que a causa del pecado que libre y voluntariamente Adán y Eva cometieron, la muerte espiritual entró en la raza humana de tal manera que afectó a toda su descendencia. Por tal razón los seres humanos nacen con una naturaleza corrompida e inclinada al pecado. No pueden por sí mismos hallar el camino a Dios, ni cumplir sus requisito
s.Romanos. 5:12, Efesios. 2:1-5 Romanos. 3:10-12, 1 Corintios 2:14
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron
Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecado en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos.
Como está escrito: «No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente
[4] Creemos: que Dios, por el puro afecto de su voluntad quiso escoger para salvación a ciertas personas, no por sus méritos ni cualidades particulares, sino por su elección soberana. A este pueblo elegido sacó de su condición espiritual miserable por medio de la iluminación y vivificación de su Santo Espíritu.
R
omanos 8:29, Efesios 1:3-11, 2 Tesalonicenses 2:13-14A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendijo espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Por su amor, nos predestinó para ser adoptado hijos suyo por medio de Jesucristo según el puro afecto de su voluntad para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.
En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia. Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. Para esto él os llamó por medio de nuestro evangelio: para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
[5] Creemos: que tal acto soberano de elección está enseñado claramente en la Escritura y el mismo de ninguna manera hace a Dios injusto, sino que por el contrario exalta la grandeza, la soberanía y la justicia divina.
Romanos. 9:13-24
No habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal (para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciera, no por las obras sino por el que llama), cuando Dios le dijo a Rebeca: «El mayor servirá al menor». Como está escrito: «A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí». ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera!, pues a Moisés dice: «Tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del que yo me compadezca» Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia, porque la Escritura dice al faraón: «Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra». De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: «¿Por qué, pues, inculpa? ¿Quién ha resistido a su voluntad?» Pero tú, hombre, ¿quién eres, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: «Por qué me has hecho así» ¿Acaso no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción? Él, para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que había preparado de antemano para gloria. A estos también ha llamado, es decir, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los gentiles. Como también en Oseas dice: «Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada.
[6] Creemos: que el pecador elegido es llamado eficazmente por medio del Espíritu Santo, quien lo regenera y vivifica, cambiando el corazón de piedra por un corazón de carne; lo cual produce como resultado un genuino arrepentimiento.
Efesios 2:1, Ezequiel 36:26
Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne
[7] Creemos: que el único medio de salvación establecido en el Evangelio es la Justificación por la fe solamente. Al pecador arrepentido le es imputada la justicia de Cristo de manera que es santificado por medio de la expiación y es adoptado como hijo de Dios. Las buenas obras son el resultado y evidencia de una verdadera regeneración, pero no son el medio por el cual podemos ser salvos. De manera que sostenemos conforme a las Escrituras, que la redención del impío es un acto total de la gracia de Dios.
Romanos. 8:30, 3:24, 4:5-8; 2 Corintios. 5:19; Romanos. 3:22, 24-28; Tito 3:5-7; Ef. 1:7;
Jeremías. 23:6; 1 Corintios. 1:30-31; Romanos. 5:17-19.
Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó
Y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús
Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de pecado». ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo cuando aún no había sido circuncidado, para que fuera padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación
La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con miras a manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterno
En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia
En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual lo llamarán: "Jehová, justicia nuestra”
Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención, para que, como está escrito: «El que se gloría, gloríese en el Señor
Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación que produce vida. Así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.
[8] Creemos: que es imposible que un verdadero creyente pueda perder su posición como hijo de Dios y la vida eterna que ha sido prometida a todos los redimidos. Esta redención, no solo conlleva el acto legal de la justificación, sino la recepción del Espíritu Santo en el interior del redimido, que se convierte en morada o templo del Dios Altísimo desde la misma conversión.
Efesio. 1:13; Hechos. 19:2; Juan. 7:38-39 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa
Les preguntó: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Ellos le dijeron: Ni siquiera habíamos oído que hubiera Espíritu Santo
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
[9] Creemos: que el creyente posicionalmente está completo en Jesucristo. Está llamado sin embargo a una vida piadosa y sometida a la voluntad divina. Sostenemos que la plenitud o llenura del Espíritu viene como consecuencia de la auto negación, la renuncia al pecado y la total entrega del redimido a la voluntad divina. Bíblicamente es un proceso continuo en el cristiano y no puede ser jamás confundido con una experiencia emocional o extática En el verdadero sentido del texto, el mandato es a ser "constantemente" llenos del Espíritu, y esto se demuestra, como vemos en los subsiguientes versos, en un estilo de vida, y no necesariamente en una experiencia momentánea.
Colosenses. 2:9-10, Romanos. 6:12-13, 12:1-2, Gálatas. 5:16-18, Efesio. 5:18-20.
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus apetitos; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Por lo tanto hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo
[10] Creemos: que las emociones, como parte de la naturaleza humana, forman parte de la vida cristiana y de su legítima expresión. No deben ser éstas, sin embargo, las responsables de la determinación del propósito divino, ni de la interpretación de la verdad, ni del discernimiento espiritual. Declaramos que solo la palabra profética más segura, la Biblia, será la antorcha que alumbre a la iglesia y al creyente cuando camine en lugar oscur
o.Efesio. 4:14, Hebreos. 5:12, 2 Pedro. 1:19
Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.
Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.
[11] Creemos: que el bautismo del Espíritu Santo es exactamente lo mismo que el nuevo nacimiento o la regeneración. El creyente es bautizado con el Espíritu Santo una vez para siempre cuando se convierte y no en una o más experiencias posteriores. La señal o evidencia de ese bautismo del Espíritu Santo es el fruto del Espíritu y no el don de lenguas o “glosolalia”, ni ningún otro don espiritual
.1 Corintios. 12:13, Efesios. 1:13, 1 Corintios. 14:22; 1 Corintios. 13:1-3
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa
Así que las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
[12] Creemos: que por medio de la salvación el redimido es totalmente librado de la potestad de las tinieblas y de Satanás y trasladado al reino del amado Hijo. La teoría de que un creyente puede ser poseído por un ente espiritual inmundo o que puede heredar de sus ancestros tales influencias, representa una severa aberración de la enseñanza bíblica. Afirmamos que la lucha del cristiano contra el adversario es librada desde su posición en Cristo con la armadura que Dios le ha dado y contra un enemigo que ya ha sido derrotado en la cruz del Calvario.
Colosenses. 1:13, Hechos. 26:18, 1 Juan. 5:18, 2 Corintios. 5:17, Jeremías. 31:29-30, Colosenses. 2:13-15
Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo
Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados"
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no práctica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas
En aquellos días no dirán más: "Los padres comieron las uvas agrias y a los hijos les da dentera", sino que cada cual morirá por su propia maldad; a todo aquel que coma uvas agrias le dará dentera.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
[13] Creemos: que el término unción, bajo el Nuevo Pacto, es sinónimo del Espíritu Santo. Por ende existe una sola unción que es recibida en la conversión, y no en una o más experiencias posteriores. Los atributos de la unción y del Espíritu Santo son los mismos en la Escritura: permanece en el creyente, y le enseña todas las cosas que debe saber.
1 Juan. 2:20-27, Juan. 16:13
Vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas las cosas
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.
[14] Creemos: que la salud espiritual de un redimido no se mide sobre la base de su prosperidad económica o salud física. Declaramos que las prácticas de confesión positiva, visualización, o cualquier otra técnica en la cual el creyente pretenda manejar el poder de Dios o que le obedezca a ciertas palabras o reclamos, representa una afrenta a la soberanía divina y una práctica anticristiana perteneciente al discurso de la Nueva Era.
1 Timoteo. 6:6-10; Filipenses. 4:12; Hebreos. 11:36-39, Juan. 9:31; 1 Juan. 5:14; 2 Corintios. 12:7-9
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores.
Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Otros experimentaron oprobios, azotes y, a más de esto, prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada. Anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados. Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Pero ninguno de ellos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, recibió lo prometido
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese oye.
Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
[15] Creemos: que la Escritura no establece estilos sino principios de adoración para el creyente neo-testamentario. Los estilos y formas pertenecen más bien a la expresión del individuo y a la cultura de un pueblo. Los estilos son variables, pero los principios son inalterables. La adoración genuina debe ser sincera, voluntaria y dirigida a Dios en actitud de humillación, y total entrega. Para que la misma sea legítima debe desarrollarse como Jesús enseñó: “en espíritu y en verdad”. Rechazamos cualquier teología de la adoración que pretenda imponer su propio estilo y práctica por encima de otras expresiones litúrgicas.
Juan. 4:23; Hechos. 2:46-47
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren.
Perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
[16] Creemos: en el poder de Dios para sanar y obrar milagros en la actualidad. Ese poder actúa conforme a su soberana voluntad y no está sujeto a la voluntad humana, ni puede ser manipulado por ningún ser humano, ni transferido a objetos. Rechazamos la promoción y el uso de objetos, alimentos, amuletos y artefactos como milagrosos o facilitadores de milagros y señales.
[17] Creemos: en todos los dones o carismas que el Espíritu Santo ha repartido a su Iglesia para edificación y bendición del cuerpo de Cristo. Tales dones habrán de ser administrados conforme a los principios establecidos en las Escrituras. A su vez declaramos que el fruto del Espíritu Santo y la vida piadosa son los mejores indicativos de la salud espiritual de la iglesia cristiana.
1 Co. 12:4-13, Gál. 5:22-23
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos. A uno es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
[18] Creemos: en la necesidad de que toda la cristiandad experimente un genuino despertar espiritual o avivamiento. Este despertar, de acuerdo a la Escritura, debe estar caracterizado por un gran amor y perseverancia hacia la Palabra como corte final de arbitraje y única palabra profética segura. También una carga por las almas que aún no han recibido el evangelio, y una convicción de pecado y humillación del pueblo de Dios. Todo ello trayendo como resultado una iglesia comprometida con la verdad, con la vida piadosa y con un profundo amor hacia la familia de la fe y al prójimo en general. Las señales y maravillas podrían acompañar tal evento, pero no representan la sustancia del mismo. Rechazamos las enseñanzas y corrientes actuales de algunos llamados avivamientos. Esto es, todo tipo de manifestación que sea contraria a la Palabra, al carácter del Espíritu Santo, y que no aporte en nada a la salud espiritual de la iglesia cristiana.
[19] Creemos: en la sagrada institución del matrimonio, según lo ordenado por Dios en su Palabra: un hombre y una mujer. El matrimonio es un pacto que constituye a ambos cónyuges en una sola carne y cuya vigencia será para toda la vida. Es un estado honroso que trae bienestar y bendición para la pareja cristiana y su prole. Solo la muerte de uno de los cónyuges y la infidelidad harán nulos los votos del pacto matrimonial contraídos ante Dios en plena conciencia de las partes. Rechazamos totalmente cualquier otro concepto de matrimonio que no esté en acuerdo con los estatutos de Dios revelados en su Santa Palabra.
[20] Creemos: en la labor profética que tiene la iglesia cristiana en medio de la sociedad en la que le ha tocado vivir. Esta labor implica la proclamación de la verdad de Dios, defender toda causa justa y oponerse a todo aquello que sea injusto y pecaminoso, de acuerdo a los principios absolutos de Dios. Creemos que la iglesia tiene el deber de denunciar la inmoralidad y hacer todo lo que esté a su alcance, según los principios del Evangelio, para que tengamos una sociedad más justa y donde se promuevan los valores cristianos. Separación entre la iglesia y el estado no quiere decir sacar a Dios de los asuntos civiles, ni tampoco el que la iglesia se mantenga ajena a todo aquello que pueda menoscabar la justicia, la libertad de culto y los absolutos de Dios. Nuestra iglesia sostiene que los cristianos tenemos el deber de asumir posiciones ante nuestra sociedad cuando los principios absolutos de Dios pretenden ser trastocados. Creemos que la iglesia tiene un rol importantísimo de crear conciencia social y afectar positivamente la cultura donde se desenvuelve
[21] Creemos: en la unidad de todos los cristianos bajo los principios fundamentales de la Escritura. Reconocemos que puede haber diferencias de menor importancia que no deben ser motivo de separación (estilos de bautismo, estilos de adoración, diferencias escatológicas, gobierno de la iglesia). Identificamos como doctrinas esenciales: Salvación sólo por gracia, Inerrancia y autoridad de las Escrituras, Divinidad de Cristo y la Trinidad. Rechazamos cualquier movimiento o filosofía de unidad sincretista y ecléctica en la cual se niegue nuestras creencias fundamentales o se promuevan los errores mencionados en esta declaración.
Efesios. 4:1-6; 2 Juan. 1:9-10
Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz: un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos
Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa ni le digáis: « ¡Bienvenido!», porque el que le dice: « ¡Bienvenido!» participa en sus malas obras.
[22]Creemos: en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, la resurrección de los muertos y el juicio final. En un día que solo Dios conoce, Jesucristo descenderá del cielo visiblemente y reunirá a sus escogidos, resucitando a los muertos en Cristo y transformando a los creyentes que estén vivos. También los otros muertos serán resucitados y reunirá a todos los seres humanos para comparecer al día del juicio. Todo aquél cuyo nombre haya sido inscrito en el libro de la vida, será recibido en la gloria celestial. Pero aquél que no esté inscrito, será arrojado al castigo eterno en el gran lago de fuego y azufre.
2 Pedro. 3:10, Hechos. 1:11, Marcos. 13:26-27, Apocalipsis. 1:7, 1 Corintios. 15:50, 1 Tesalonicenses. 4:16, Juan. 5:28-29, 1 Tesalonicenses. 4:13-18, Apocalipsis. 20:11-15; 21:24-26